Órdenes y desorden

Demasiados días fuera hacen que mi casa sea un homenaje a la Grecia clásica, miles de columnas de pertenencias dispares, la columna de la ropa sucia, la columna de la ropa que no está demasiado sucia, la columna de la ropa arrugada, que no está sucia pero ha de pasar por la lavadora igual para que desaparezca el acordeón de arrugas, la columna de las mallas, bañadores, sudaderas y zapatillas, la columna que mi madre solía llamar "de trastos extraños": arneses, cuerdas, mosquetones, friends, pies de gato, descendedores (actualmente ubicada en la terraza, que para eso son cosas preparadas para el aire libre), la columna de "varios", y la gran columna: la columna de los papeles. Por una extraña razón, todas acaban disminuyendo de altura ( nunca llegan a desaparecer del todo) o de ubicación (porque las meto en mochilas o las llevo al coche) Pero la columna de los papeles no hace más que aumentar a pesar de que una vez al trimestre, cuando toca hacer el IRPF, intento archivar las facturas y tirar los miles de panfletos publicitarios que acaban en mi buzón...y yo me pregunto: ¿no estábamos en la era del correo electrónico? Perdón ¿en la era del e-mail?