jueves, 18 de diciembre de 2008

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...no cielo, todavía no me has visto enfadada...porque que yo recuerde, así, enfadarme de verdad, sólo me he enfadado tres veces en toda mi vida...

...hoy la cirugía me ha costado...la paciencia es un virtud que a veces se infravalora...mantener la concentración y no desesperarse, trabajar con suavidad, no empatizar, no rendirse...los carpules vacíos van cayendo en el contenedor amarillo, y la pila de gasas cada vez se va haciendo más pequeña...estoy cansada y la posición tan forzada hace que lo que empezó como una molestia se convierta en un dolor agudo y punzante...pienso en parar y descansar, pero sé que si me paro ahora no seguiré...el aire enrarecido a través de la mascarilla se empieza a hacer irrespirable, siento el cabello pegajoso bajo el gorro y el sudor impregnando el pijama azul...hace calor ("¿por favor, puedes apagar la calefacción?"), me duele ( y a mi también, ¿no puedes aguantar un poquito?), sólo es presión y notarás mucha fuerza (toda la que me queda)...una hora y cuarenta minutos de paciencia y buenas palabras...una hora y cuarenta minutos centrándome en mis manos, intentando olvidar el resto...una hora y cuarenta minutos que se me han hecho eternos...y todavía no sabía que la situación se iba a repetir 2 veces más...

...más que quitarme la bata, arranco las tiras...necesito respirar...hago una pelota con toda la ropa deshechable, de una forma que roza lo violento...corro a la habitación del fondo y abro la puerta del balcón...hasta entonces no había notado el hilillo de sangre que se empezaba a escapar a la protección del apósito...lo arranco sin pensar, y agradezco la costumbre de depilarme los brazos...los aros de seda flotan sin tensión y sólo acierto a llegar hasta la puerta para pedir anestesia, un porta y sutura...

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