miércoles, 16 de abril de 2008

el loco

a veces me sorprendo, aunque ya debería estar acostumbrada...
...mis oídos captan algo que automáticamente manda un impulso eléctrico al centro del cerebro, ahí se juntan la percepción y la emoción y empieza la cadena descendente a través del tronco encefálico para bajar por la médula espinal, salir a la altura del plexo braquial y electrificarme hasta la punta de los dedos para girar la ruedecilla que haga subir el volumen de la radio...
...muchos kilómetros para un miércoles que se presuponía tranquilo...me siento rara conduciendo tan cerca del volante, veo pasar pueblos y montañas, pienso en tomar la próxima salida para verlos más de cerca, pienso incluso en evitar la cita a la que no llego sin multa...pero hay días en que no puede ser, no puedes olvidar que tienes obligaciones que cumplir, aunque realmente me perdería por esas montañas que parecen dedos gigantes...
...NV dice que "hay días en que valdría más no salir de la cama" y yo respondo con lo que sonaba en la radio mientras evitaba al enésimo camión "tú tenías tanto que aprender y yo tanto por demostrar"...

1 comentario:

__ dijo...

Viajar en coche por placer o por necesidad es uno de los momentos más inolvidables de la vida de algunos como yo.

Nunca olvidaré un reciente viaje a Donosti desviándome por las Encartaciones con los Jayhawks a tope.

Lamento ser tan pesado pero no lo puedo evitar.

Besos, Ignacio