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...uno tras otro, los versos se agolpan en la cabeza, y quiero retenerlos para no olvidar ni una pausa, ni una coma...quería hablarte de la luna y de su luz, de cómo se reflejaba mi perfil en la ventana, de la pena y de la nada, de las carreteras de ida y vuelta, del amor y de tantas otras cosas...y, al llegar a casa, sólo el frío, y el miedo, y los fantasmas que estropean los electrodomésticos, y estar sola y querer dedicarte mil palabras...y se me olvida, porque no puedo detener el tiempo en el instante de las frases bellas, ni siquiera regalarte la foto perfecta de lo que vi y de lo que soñé cuando estaba entre nada y nada y el lunes era sólo un día lejano, que no es ahora...

...sí, los versos vienen y los escribo, y no tienen nada que ver con lo que había pensado excepto las pausas entre sílabas sietemesinas, entre haikus escondidos y mantras obsesivos...

...sí, mis obsesiones van desde el fracaso hasta el no sentirse solo, pasando por las nieves invernales y el calor sofocante del verano en lugares húmedos...

...sí, mis miedos discurren entre el flanqueo y el ascenso, entre la caída y las heridas que no se curan...

...y mi amor discurre entre la duda y el no saber hasta que punto puedo quererte sin llegar a odiarte o a herirte de esa manera estúpida pero tan definitiva que en ocasiones me asalta si no es estoy prevenida...

...llegarán los días de canciones danzarinas, de ritmos audaces y de copias de lo que otros ya hicieron, y seguiré deseando ser madre a pesar de todos mis reniegos, y querré esa cima tan alta que me redima con todos los abandonos, y, no sé por donde iba...

...y dejé volar los dedos y allí quedaron un puñado de frases que ni siquiera llegan a la categoría de versos...pero tú ya lo sabes, no corrijo ni releo, ni siquiera atiendo a mejorar lo que evidentemente tiene algún remedio más allá del ridículo más absoluto...

...hoy, más que nunca, los puntos suspensivos tienen un por qué...