martes, 19 de febrero de 2008

Amatista y Rubí

cuando arranca la tormenta estás ahí. cuando caigo rendida y duermo durante 18 horas seguidas estás ahi. me despiertas con tu voz y el día empieza bien. tu abrazo me reconforta. me siento segura. tu sola presencia me calma. se me hacía raro amar a alguien que no fuese un cabron. mi tendencia a la autodestrucción me abocaba a enredarme en historias de sufrimiento y agonía. tú traes la normalidad. tú traes la calma. tú sabes amarme. yo soy una mera aprendiz.
"hay días que voy hacia el huracán...lo creas o no he oído tu voz sobre las demás...y no hay nada más que pueda tranquilizarme igual"