miércoles, 13 de febrero de 2008

Los zapatos

De toda la vida he sentido una pasión irrefrenable por los zapatos. Recuerdo con especial devoción mis primeras Converse, de tres colores, azul, blanco y rojo...también recuerdo que como por arte de magia me creció el pie y me empezaron a apretar, pero yo adoraba esas bambas, y me las seguía poniendo, con los dedos encogidos, pero yo con mis Converse de la bandera francesa. Después llegó la época de las Martin´s. Creo recordar que durante 2 años sólo me calcé Martin´s. Tenía unas de florecitas, unas plateadas, unas verde oliva, unas negras muy destrozadas, unas negras bastante destrozadas y unas negras hiperdestrozadas. Y mi madre aprovechó un despiste para tirármelas todas. Poco después empecé a comprar zapatos. Al principio me dio por los tacones, caminaba como un pato porque nunca he sabido llevar tacones, pero era tan chulo ser alta...y luego ya empecé a comprar todo tipo de zapatos, especialmente bambas de colores, porque tengo el pie pequeño y me parecía que lo alargaba. Y ya no pude volver a subirme a unos tacones más. Y tan feliz. Hice un recuento. Llevaba acumulados 29 pares de zapatos, que no estaba mal para tener 21 años y pasarme media semana con las bambas blancas en la clínica universitaria y las marrones para currar de jueves a domingo. Y rescaté la locura del zapato plano. Y empecé a comprar manoletinas. De todos los colores, el mismo modelo, el mismo fabricante y el mismo número. Luego empecé a añadir los zapatos de punta. Y poco después diversas variantes de los anteriores. Cuando me vine a vivir sola me llevé lo básico, osea, 5 pares de zapatillas de deporte, 3 pares de calzado para el agua, 4 pares de pies de gato, 8 pares de manoletinas, 3 pares de zapatos de punta, 2 pares de bambas de calle, 3 pares de botas y 1 par de zapatos de tacón que, por descontado, no me pongo a menudo, solo para estar por casa cuando me duelen los gemelos. Hace poco mi madre me llamó y me dijo: "tienes que venir a casa y llevarte los zapatos, que voy a hacer obras". Ilusa de mi fui caminando. Al ver la montaña levanté los ojos con incredulidad y le dije: "Mejor voy a buscar el coche". Poco a poco los he ido distribuyendo por casa, tarea harto difícil porque vivo en 38 metros cuadrados. El otro día decidí hacer limpieza de zapatos. Tiré 17 pares. Conté los restantes. Me quedaban 59 pares de zapatos. Y esta mañana, como estaba contenta, me he comprado 2 pares más. Divinos.

3 comentarios:

jaimegti16v dijo...

la próxima no los tires, los metes en una bolsa de basura, y a la parroquia si no te toca los huevos la iglesia o a una ong si como es mi caso te indigna.

Elyse dijo...

los dejé al lado de un contenedor cuando iba al supermercado; al volver ya no estaban

puritadinamita dijo...

compartimos adicción, acabaran con mis gemelos...