lunes, 6 de julio de 2015

la noche blanca


La noche blanca es un ritual cíclico en mi vida. No pongo el aire acondicionado en verano y apago la calefacción en invierno. Abro todas las ventanas y cuido de mis plantas. Intento que sea un par de días después de la luna llena, cuando todo es más suave. En la noche blanca no bebo alcohol ni escucho música, solo recuerdo y escribo. Es el momento de volver a abrazar a los que ya no están, sin pena ni enfado. Es el momento de pensar en lo bueno y en lo malo sin juzgar. Es el momento de mirar dentro sin buscar respuestas. En la noche blanca no duermo más que un par de horas mientras sale el sol. La noche y el día se reconcilian sin hacerse la competencia, sin zancadillas. Yo también me reconcilio con mi ayer y con mi hoy.
Anoche fue una de mis noches blancas. La compartí por primera vez en mi vida. Quien me abrazaba en silencio me dijo: no la compartimos, la vivimos juntos. Creo que es lo más maravilloso que me han dicho jamás.

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