domingo, 19 de octubre de 2008

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...bajó las escaleras renqueante...en el andén, apenas tres personas...una llamada, un mensaje, un suspiro...cuando llegó a la parada de la plaza deseó quedarse allí sentada, dar vueltas a la línea subterránea hasta el amanecer...en apenas unos segundos se encontró de nuevo en la calle...algunos coches, un grupo de gente con aspecto de salir de una fiesta...desde la acera pudo escuchar las voces del interior del local, y percibir el hedor que se escapaba del interior...olor rancio y concentrado, rumores de voces hilvanando conversaciones vacías...intentó apretar el paso y llegar cuanto antes a la portería de casa...ya en el ascensor un temblor absurdo en las piernas, un escozor intenso en las manos...aguantó la respiración mientras se desnudaba con cautela y se estiró como un gato, dejando escapar una sola lágrima salada...un segundo antes de dormirse la imagen de una volada brusca, de un aterrizaje confuso...

...hoy, en la ciudad con mar, el sol lucha por abrirse camino entre la niebla...

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