lunes, 20 de octubre de 2008

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....gritar...gritar en silencio...cada palabra que se dibuja en la pantalla es un grito, a veces enfatizado en unas mayúsculas insolentes, otras con exclamaciones sucesivas...se puede gritar en silencio, claro que si...se puede gritar aporreando el teclado...

...pero las yemas de los dedos no son para eso...yo prefiero la caricia, prefiero el abrazo...

...recuerdo la primera vez que tomé tus manos entre las mías...dibujé los surcos de la vida y recorrí la piel maltrecha con mimo...miré tus manos y luego las mías, y estaban juntas...tus manos cálidas y fuertes, tus manos dulces...me dió más ese apretón de manos que cualquier beso...

...no me importan las heridas físicas, pero quiero coser las heridas del alma...una sutura doble y contínua, de las que no dejan cicatriz...pero eso no se puede, lo que se ha roto, aunque sea reparado con mimo, conserva esa fina línea en la que distinguir el pegamento...junto los trozos y cruzo los dedos para que no se vuelvan a separar...o al menos para que no se note...ojalá hubiera gatos miopes...pero no, nosotros la mayoría de las veces no necesitamos ver los detalles de cerca...intuímos y solemos acertar...

...sabes que posiblemente esté escribiendo estas líneas desde la duda...

2 comentarios:

__ dijo...

A mi me cosieron el tendón de Aquiles y quedó mejor que el original.

Esta bastez sirve para intentar explicar que a veces las heridas curan, con cicatriz o sin ella, pero curan y pueden ayudar a superar o a aceracr la lejanía.

La vida hoy en día es muy sencilla y los kilómetros no deben importar, salvo que haya dudas....

Elyse dijo...

soy buena remendando, la profesión obliga...lo que no me gusta es dejar cicatrices torcidas...

la distancia y el tiempo son algo relativo...los segundos preciosos duran eternamente, y, en cambio, podemos estar sentados rozándonos los hombros y estar terriblemente lejos...

la cura...de momento betadine...